planetaimaginario
He estado releyendo lo que escribo aquÌ, y me he dado cuenta de que da la impresiÛn de que soy un tio bastante triste. Y
no es cierto. Creo que este fenÛmeno se debe a que escribo m·s facilmente bajo la influencia de la melancolÌa. Cuando estoy contento ni me acuerdo de decirlo.
Me he cruzado tres dÌas seguidos con la
misma chica en diferentes partes de Madrid muy alejadas entre sÌ. QuÈ raro.
A veces encuentro fotos de carnet perdidas en el asfalto. Me gusta recogerlas y pegarlas en la puerta del frigorÌfico porque es extraÒo tener la cara de un desconocido ahÌ colgada. Se me ha ocurrido que podrÌa sacarme yo tambiÈn unas fotos y sembrar con ellas algunas calles. Alguien las pondrÌa en su nevera y, tal vez, alg˙n dÌa, nos encontr·semos en alg˙n cruce o paso de cebra.
TambiÈn fantaseo con la posibilidad de que alguno de los m˙ltiples invitados que tenemos en nuestra casa traiga consigo a una de las personas extraÒas que nos miran desde la nevera. Se sorprenderÌa mucho de que lo tuviesemos allÌ, como una estampita.
Pues ayer me emborrachÈ y hoy tengo una resaca emocional, mi cuerpo esta bien pero me siento un poco ap·tico y triste sin razÛn. Esta es esa Època del aÒo en la que las hojas muertas y
amarillas lo llenan todo como un bello canto de cisne antes de el invierno cruel. Esto es hermoso y me estremece.
Ser· que hoy tambiÈn hay un otoÒo dentro de mi.
Hace unos dÌas escribÌa en este mismo lugar sobre la ciclotimia. Creo que, en realidad,
no es que yo sea ciclotÌmico, sino que las cosas a mi alrededor empeoran y mejoran de forma periÛdica. Esto siempre es lo que dice mi mam·, que es muy sabia; y, al fin y al cabo, muchas filosofÌas y religiones, sobre todo en oriente, se basan en cosas cÌclicas como el tiempo circular, el eterno retorno, la transmigraciÛn de las almas, la sucesiÛn de las estaciones, las crecidas del Nilo, la Champions League o las temporadas televisivas. Cada aÒo aparecen y desaparecen de las parrillas OT, Gran Hermano o UPA; y Èsto es una gran met·fora de lo que es la vida: cosas buenas y malas que van y que vienen.
Noviembre novembreaba y era uno de esos domingos en los que anochece a las seis menos diez de la tarde. Rory y yo en la cocina, con las luces ya encencidas. De cuando en cuando mir·bamos a la olla a presiÛn que le estaba dando un buen viaje a unos cientos de lentejas y a un par de chorizos asturianos.
Las ollas a presiÛn crean en mÌ infinidad de sentimientos. A veces intento imaginar cÛmo ser· estar dentro de una, sobre todo es esos momentos en que empieza a echar humo por el pitorro. Otras veces, la mayorÌa del tiempo, me siento como una olla a presiÛn, con muchas cosas bullendo dentro de mÌ. Adem·s, mientras espero que la comida se prepare, como en aquel momento dominical, temo que la olla explote y las esquirlas met·licas me destrozen. SerÌa una muerte horrible y bastante ridÌcula.
Pues allÌ est·bamos mi compi y yo con estos temores. Cuando no miraba a la olla, hojeaba una de estas revistas fashion "de tendencas" que regalan por ahÌ. No entiendo cÛmo esas publicaciones tan curradas y con tan buen papel pueden ser gratis. Bueno, sÌ lo entiendo, pero me sigue sorprendiendo. Rory, distraÌdo, apretaba las teclas de su telÈfono mÛvil al otro la de la mesa. Escuch·bamos el ruido de la olla. Entonces Rory me dijo que era una pena que nadie nos llamase ni nos escribiese un mensaje, y se le ocurriÛ que podrÌamos mandar un mensaje a un n˙mero al azar. PodrÌa suponer un cambio m·gico en nuestras vidas, dijo. PensÈ que eso serÌa como vivir en un cuento y le sugerÌ escribir a un n˙mero de telÈfono menos que el suyo, es decir, su mismo n˙mero rest·ndole uno, cambi·ndole tan solo la ˙ltima cifra. AceptÛ y escribiÛ el siguiente mensaje: "Hola, tu vas justo delante mÌo en el mundo de la telefonÌa mÛvil mundial". En realidad iba detr·s suyo, pero Rory todavÌa no domina el castellano al ciento por ciento, aunque pronto lo har·.
Nadie ha contestado a˙n y es que, por mucho que nos empeÒemos, la vida no es literatura; pero las lentejas estaban de vicio.
El chico nos saliÛ rana, el inadaptado
Michael Jackson, nuestro Peter Pan contempor·neo ha sido acusado de abuso de menores. Me decÌa Rory que si ahora se fugase de la justicia por fin serÌa como en el videoclip de
Smooth Criminal.
Me cuenta una amiga de clase la siguiente historia: caminando por gran vÌa presencia la s˙bita llegada de la policÌa y la huÌda calle abajo de todos los vendedores de discos piratas, de los
top manta, vaya. Uno de ellos decide cruzar la calle al trote para librarse de la bofia, con tan mala suerte que un coche le atropella, le lanza por lo aires y le deja malherido en el suelo muchos metros m·s all·. El coche se da a la fuga. Afortunadamente, piensa ella, est· aquÌ la policÌa y le auxiliar·n. Cu·l fue su sorpresa cuando los polis, levant·ndole del suelo y zar·ndeandole le exigÌan la documentaciÛn a˙n de forma violenta. QuÈ mundo.
Ciclotimia:
Trastorno del humor caracterizado por una alteraciÛn no psicÛtica de por lo menos dos aÒos de duraciÛn, con numerosos perÌodos tanto de depresiÛn como de manÌa, no es suficientemente severo para clasificarse como episodios manÌacos o depresivos.
A veces temo ser ciclotÌmico.
Ayer en alg˙n noticiario embustero de los que pueblan la tele: una factorÌa pirotÈcnica explota sin causa aparente en alg˙n paÌs oriental que no alcanzo a recordar. En la imagen: luz, color y todos los
fuegos artificiales de los almacenes de la f·brica estallando alegres. Dentro del edificio decenas de personas muriendo carbonizadas. Una especie de fiesta macabra. Humor negro.
Hoy es el dÌa de
San Alberto Magno, patrÛn de los fÌsicos y otra gandalla. No, perdÛn, maÒana es el dÌa, pero la fiesta se traslada a hoy, por aquello de rentabilizar las fiestas. Total, que hoy en todas las facultades de ciencias no se imparte clase. A˙n asÌ no sesi es justo que yo tenga hoy dÌa de folgar porque, ultimamente, m·s que fÌsico me siento metafÌsico.
El
otoÒo, contra mis temores iniciales, est· siendo notablemente suave. Hoy, aunque me ha costado levantarme, he llegado a tiempo a mi clase yoga. Hemos hecho unas posturas (
asanas) muy espectaculares. Empiezo a notar ciertos progresos. Ya acabado el yoga, de camino a la facultad, me he sentido m·s contento que unas castaÒuelas, suponiendo que las castaÒuelas estÈn muy contentas (bien mirado unas castaÒuelas semiabiertas son una vasta sonrisa). Aunque brilla el sol sopla una brisa fresca y agradable. Es estupendo.
Aquello del
desapego es cierto. Las cosas y las personas, las Èpocas de la vida, todo pasa, todo. El origen del dolor es el querer retener todo esto, el agarrarse a ello. El camino para la paz es desaferrarse a todo, estar suelto. Creo que me voy soltando.
Con el tema de
Letizia Ortiz supongo que, como adalid de la revoluciÛn y vanguardia de las clases trabajadoras, me toca seÒalar de nuevo la desnudez del emperador: se est·n llenando las bocas con la profesionalidad y el
savoir faire de la chica, pero nadie se acuerda que el espacio informativo en el que trabajaba fue condenado por el Tribunal Supremo por manipular la informaciÛn sobre la huelga general. El cada vez m·s odiado
Sr. Urdaci, compaÒero y jefe de Letizia, ni siquiera cumpliÛ las Ûrdenes de los jueces de rectificar en el informativo, sino que lo hizo
despuÈs de Èste. Por lo dem·s no creo que sea necesario que ning˙n juez lo indique para darse cuenta del car·cter fascista de este espacio y de su director.
Cuando Èramos m·s jovencitos
est·bamos llenos de iniciativas. No par·bamos. Jug·bamos al baloncesto. Intentamos publicar un par de revistas. Jugamos algunas partidas de rol. Formamos un par de bandas de rockanroll. Incluso, durante dos aÒos, hicimos un programa de radio semanal. Ah, y los grup˙sculos anarquistas y de liberaciÛn animal, con todas aquellas performances y manifestaciones mÌnimas... Al final ninguno de nuestros proyectos llegÛ a ninguna parte, sin duda estamos hechos de la madera de los que no llegan a nada. Pero aprendimos un montÛn. Y que nos quiten lo bailao.
Jo, el otro dÌa estuve en la conferencia de
Jodorowsky. Era en la Casa de AmÈrica, cuando Yoli y yo llegamos habÌa una cola bastante respetable, pero como Yoli trabaja para la editorial Siruela nos pasaron los primeros ante la mirada estupefacta de todos aquellos jipis que estaban allÌ tirados. El show (porque es un show) molÛ un montÛn, el hombre es un gran orador, muy simp·tico, muy divertido y. tambiÈn, muy charlat·n. RecetÛ un montÛn de
actos psicom·gicos con gran alegrÌa y contÛ unos cuantos chistes. DespuÈs nos fuimos a la mani por lo de Irak, pero ya era demasiado tarde.
Este fin de semana estoy en
Asturias. Ahora mismo es s·bado por la tarde y lo que entra por mi ventana es bastante mÛrbido. A veces me olvido de c˙an triste es esta tierra. QuÈ os voy a decir: el cielo de plomo, la calle vacÌa, el frÌo hasta el hueso. No me explico que seres decidieron asentarse aquÌ y crear todo esto. Pero es bonito. Sin duda eran unos rom·nticos. Pronto me marcharÈ, otra vez.