Una vez al mes, mas o menos, paseo por el barrio de Arguelles. Hoy tocaba. Lo hago para conocer partes nuevas de la ciudad, para mirar a las estudiantes y porque siempre robo en las grandes superficies del centro: de vez en cuando hay que darles un descanso y mangar en otro lado; dejar barbecho.
Lo que me llama la atencion de Arguelles es que se trata de un lugar muy anodino pero correctísimo. Casi perfecto. Todo esta en su sitio. Esta limpio. No hay gente mala, ni sucia. Es un poco pijo pero no como el barrio de Salamanca. Mas de clase media. Seguro que hay izquierdistas. Mas piji que pijo. Es tambien un barrio de universitarios, y los universitarios son (somos) tan sosos... Hay colegios mayores (que yuyu me dan estos sitios. Naci hijo unico y me quedare unico para siempre. No puedo trabajar en equipo. No puedo compartir la habitacion. Escribir es algo que hago solo). Colegios universitarios, tiendas de fotocopias y bares de estudiantes, es decir, bares sin personalidad. En Arguelles nadie tiene caries, a nadie le duele la espalda ni nadie tiene la mala suerte de pisar un charco. No conocen el divorcio y todos son buenos hijos. O, al menos, eso parece cuando paseas por esas calles. Eso si, el otro dia vi una manifestacion horrorosa de ese
algo oscuro que se mantiene contenido en el barrio: paseaba yo por la calle Martin de los Heros (con mi aspecto ofensivo para las madres del barrio) a la hora de la salida de los nignos de los colegios. El momento perfecto para repartir droga gratuita, dicen. De pronto, una rata aparecio en el medio de la calzada. Cuando la turba de nignos, madres, abuelas y canguros la vio comenzo el alboroto. Un padre que habia por alli con madera de heroe decidio desfacer el entuerto: corrio a su coche, un coche grande que estaba aparcado cerca, arranco y trato de atropellar a la pobre ratita -era muy pequegna-, pero no era facil acertar a pasar la rueda por encima del cuerpo del animal que, ademas, se movia lentamente, como aburrido. Asi que el hombre, empegnado en acabar con el roedor, daba marcha alante y marcha atras una y otra vez como un psicotico dando repetidas puñaladas a su victima. Que violencia
(sin acentuar)