Bueno, bueno, el otro dÌa me cazaron mangando. HacÌa ya dos veranos que esto no ocurrÌa, claro, estadisticamente estaba a punto de pasar. Fue en el supermercado de El Corte InglÈs de la Puerta del Sol, algo asÌ como la Estrella de la Muerte. En mi mochila llevaba filetes, lomo, merluza, queso, at˙n, jamÛn... en fin, las proteÌnas que es lo m·s caro. Ya a punto de salir victorioso por la puerta notÈ una mano en mi hombro: era una chica embutida de pies a cabeza en tela vaquera. "Soy de seguridad, øme enseÒas la mochila?". En principio me preguntÈ a que se referÌa a eso de "seguridad", luego le dije que no, que no hacÌa falta, que la llevaba llena de cosas. AsÌ que fuimos a la zona secreta llena de polis y seguratas y tomÛ mis datos de mi carnet de la seguridad social. Sin m·s sermÛn ni nada me invitÛ a que me fuera. Le dije que ahora no sabÌa lo que iba a cenar, a lo que ella respondiÛ, notablemente aburrida, que cenase spaguetti con huevo, que es lo que habÌa pagado. Y leche.