He visto en la carretera de Pola un toro de Osborne. No quiero volver a dar la tabarra con lo de las corridas y todo eso, pero es gracioso que pretendan que el sÌmbolo nacional sea un animal al que torturamos y matamos. No sÈ, es como si el sÌmbolo estadounidense fueran los presos de Guant·namo o los iraquÌes. Aparte de que el concejo de Siero no debe de ser, digo yo, muy aficcionado a este arte. Por cierto, Barcelona, aunque no ha prohibido las corridas, sÌ las ha condenado.