Hoy ha habido cerquita de mi casa, en la Catedral de la Almudena, un funeral por las vÌctimas del atentado, con la presencia de sus familias, la Familia Real, y autoridades de todos los gobiernos de Europa y parte del extranjero. DespuÈs de la ceremonia la Familia Real al completo, incluidos Leti, Marichalar y UrdangarÌn han pasado a saludar y dar el pÈsame uno por uno a todos los afectados, a todas aquellas familias. Algunas mujeres y hombres parecÌan realmente (y nunca mejor dicho) emocionados y reconfortados con la solidaridad de la monarquÌa. El Rey y los suyos los abrazaron y hablaron un poquito con cada uno (eran centenas de personas); los psicÛlogos han recomendado hablar del problema para suavizar la pena y los Reyes no son ajenos a estas recomendaciones. Mientras, todo era retransmitido en directo por varias cadenas para asegurar el tedio de la audiencia. Supongo que los mon·rquicos, juancarlistas y letizistas (entre los que me incluyo) estabamos ante el televisor con l·grimas en los ojos.
A mi la verdad esto me parece una ofensa, un absurdo y, en definitiva, un paripÈ. Si mi mam· hubiera fallecido en uno de aquellos trenes malditos, que viniera el Rey o el Pap· me la hubiera traÌdo al fresco. Haberlo evitado antes. Evitad que vivamos en este mundo de mierda y luego no llorÈis,
hipÛcritas.