Es la primera vez que me enamoro de una croqueta. Cuando uno est· enamorado le asaltan continuamente pensamientos y recuerdos de la persona amada. La tiene en la cabeza por la maÒana y por la noche, en la comida y en la cena. Y cuenta los segundos que faltan para volver a verla.
El otro dÌa probÈ en LavapiÈs (Bar Melos) unas estupendas croquetas, eran enormas y suavÌsimas, la bechamel que contenÌan era casi lÌquida y en ella flotaban trocitos de jamÛn. No hablo en broma cuando digo que son para mÌ ahora una obsesiÛn. Y, viendo la trayectoria de mi vida sentimental no me sorprende que mis sentimientos se dirijan ahora a croquetas y no a mujeres.