El mundo no deja de mostrame su naturaleza contradictoria, la dialÈctica de contrarios, el cielo y el infierno. En los anuncios del metro: a la derecha un rostro gigantesco de Mariano Rajoy, con esa mirada que pretende ser penetrante y se queda en tontorrona. Y a la izquierda, en otro anuncio, el prodigioso trasero de Elsa Pataky, que pretende ser inocente pero que nos excita de sobra, siempre a punto de decir °pfffffffffffffffffff! AmÈn.