Casi la totalidad de los hombres que he conocido intimamente desde niÒo han sido especialistas en provocar sufrimiento en los que les rodean, en especial en
las que les rodean. Me refiero, por supuesto, a hombres en el sentido de gÈnero m·sculino, seres humanos con pene, testÌculos, cierto tipo de hormonas, un gen Y y una nula inteligencia emocional o afectiva. Porque nosotros, los machos, somos agresivos, somos egoÌstas, somos inseguros y competitivos, posesivos, dependientes, adictos, despreocupados, soberbios, celosos, infieles y asÌ hasta el infinito. Y yo no sÈ muy bien si el origen de esta horrible forma de ser es cultural, debido al sistema patriarcal o simplemente natural, genÈtico. Yo me considero una persona enormemente femenina, tengo un
yin asÌn de grande, esto es, no me importa mostrar mis sentimientos, soy sensible, cariÒoso y todo eso. Pero a˙n asÌ conservo todos los primitivos defectos de mi gÈnero. Est· claro que mi evoluciÛn como persona ha de dirigirse lejos del concepto de
niÒo y lejos del concepto de
hombre, es decir, debo llegar a ser una
mujer adulta. Y para los que no quieran comprender les dirÈ que no , que no deseo ser un travesti.