El invierno nos habÌa engatusado con dÌas soleados como una si fuera una mujer malvada. Ahora el frÌo, la lluvia y la nieve, un invierno como Dios manda. Me pondrÈ ropa que abrigue, encogerÈ el cuello y caminarÈ r·pido, mis pasos me perder·n en la frÌa noche una vez m·s, verÈ a la gente y pasarÈ un buen rato, tal vez esta sea una de esas noches que cambian vidas, en las que se encuentran musas. Ya veremos.