Hace un par de noches tuve un sueÒo macabro. Selene -
mi novia- y yo Ìbamos a un Festival de m˙sica por el verano. Por el camino nos enter·bamos de que habÌa ocurrido un incendio en una de las carpas y habÌan muerto cientos de personas carbonizadas. A˙n asÌ, por esas extraÒas razones que tienen los sueÒos, llegamos hasta el lugar e incluso acampamos. Todo el mundo hizo lo mismo y miles de personas miraron cad·veres en vez de conciertos. Luego corrimos muchas aventuras que contarÈ en otro momento, pero lo sorprendente (y macabro) del sueÒo no es lo del fuego y la muerte, sino un extraÒo fenÛmeno que no ha cesado de darse desde el verano mientras duermo, y es que yo y Selene a˙n somos novios. Ahora cuando alguien me pregunta si seguimos juntos yo respondo que claro que sÌ y que por supuesto que no: durante la vigilia ya no compartimos nuestras vidas, pero en el reino de Morfeo a˙n podemos viajar, ver conciertos, susurrarnos al oÌdo, abrazarnos, salir de noche y, luego, hacer el amor. Es decepcionante despertarse, girarse para buscarla a mi lado y encontrar solo el vacÌo y la s·bana.