QuÈ bien! Me he levantado con un hervor dentro y me he puesto a mirar mis n˙meros y mis formulitas, despuÈs al banco y luego un cafÈ y una caÒa. Y entonces mientras charlaba en la barra con amigos y conocidos encontrados casualmente ocurriÛ algo fuera, algo que pude percibir a travÈs del cristal y por el rabillo del ojo, pero sobre todo a travÈs de mi espiritu. Y es que fuera habÌa salido el sol, y de ahÌ en adelante todo me sonreirÌa.