Es raro: me he levantado y hace sol. El cristal de mi ventana est· caliente, pero ya puedo ver llegar las nubes ahÌ a lo lejos. Dentro de unos minutos una fina tela de ceniza lo cubrir· todo. Entretanto descorchemos las botellas, saquemos nuestros corazones al balcÛn y soÒemos que Èsta es nuestra vida, la que nos pega en la cara. SubirÈ al parque, extenderÈ una toalla y me tumbarÈ frente al cielo: el viento, las hierbas, los bichos cantar·n una canciÛn estival.