El otro dÌa, estando sentado aquÌ mismo, delante del ordenador, sentÌ a mi madre entrar en mi habitaciÛn. GirÈ la cabeza y me quedÈ estupefacto: estaba disfrazada de
Mao Tse Tung. SonriÛ y me dijo que se acababa de comprar esa ropa tan chula. Al parecer no era un disfraz. Luego me dijo: "a que parezco revolucionaria øeh?", y se fue tan contenta a la calle, a cambiar el mundo con esa ropa tan "guay".