No ha pasado ni un aÒo. Era una tarde gris, hacÌa un poco de frÌo en aquel bar y tenÌamos botellas de vino sobre la mesa. Era un dÌa laborable y no nos habÌamos quitado los abrigos. Decidimos jugar al cad·ver exquisito pero con versos. Los surrealistas inventaron este juego, cada uno dibuja una parte de algo en un papel y se lo pasa al de al lado, que contin˙a el dibujo sin saber lo que ha dibujado el anterior. Al final se muestra el dibujo completo y suele ser algo raro. Nosotros lo hicimos, como digo, con versos. Cad·veres exquisitos de poemas. Era extraÒo pero poco a poco los versos iban encajando y los ˙ltimos poemas tenÌan sentido, eran palabras tristes. Alguien escribiÛ esto, no recuerdo quien: "Nosotros cantando inocentes canciones de verano, y afuera llovÌa". Y realmente era lo que estaba pasando.