Echo mucho de menos a Lunita. Hoy me ha apetecido ducharme con ella. SÌ, le dirÌa que se duchase y me mantendrÌa tras la puerta, esperando oir el sonido del agua, primero chocando contra el suelo de la baÒera, y m·s tarde estallando contra su cuerpo. Entonces irrumpirÌa en el baÒo e intuirÌa su figura (los hilos de agua onduleantes sobre su piel) entre las nubes de vapor c·lidas y blanquecinas. Me acercarÌa, entrarÌa en la ducha (ella me mira con los ojos bien abiertos) y encerrarÌa su cuerpo h˙medo con mi abrazo, "nuestros cuerposjuntos, nuestros pies desnudos".
C˙an agradable es el tacto de una piel mojada y que pocas veces decidimos disfrutarlo.